Trabajo realizado por Gritalo ( Luna Rieu)
Los efectos negativos de las antenas vuelven, una vez más, a dejar su huella en la población. ¿La victima? Una mujer de 65 años, Ángela Jaén Ramos. Durante los últimos once años estuvo expuesta, sin saberlo, a la constante emisión de una antena de la empresa de telefonía móvil Vodafone, instalada frente a su casa a unos 50 metros que, con el tiempo, le ha provocado lo que se conoce como hipersensibilidad electromagnética. Esta enfermedad le provoca fuertes dolores que le impiden llevar una vida normal.
Su problema comenzó hace unos 14 meses, cuando la radiación de un teléfono móvil, al realizar una llamada, le abrasó los oídos. Los sanitarios lo calificaron como un accidente puntual, y lo único que le recomendaron fue que dejara de utilizar el teléfono. Así hizo, pero unos meses después, le volvió a ocurrir lo mismo cuando se cambió de compañía telefónica a la empresa de Vodafone. Desde entonces, el dolor no ha cesado. Esto es así porque su cuerpo, ya radiado por las altas frecuencias de la antena situada frente a su vivienda, sufrió un fuerte golpe electromagnético que posteriormente derivó en la hipersensibilidad. Su vida se ha convertido en un auténtico infierno, y cualquier emisión electromagnética que supere el mínimo voltio le genera fuertes escozores en la garganta y oídos, le ponen la lengua amarilla, le producen fatiga, insomnio, mareos, entre otras convalecencias.
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